La confesión de Ray Gosling, periodista celebrado de la BBC inglesa, que alude a su acto de ayudar a morir a su compañero enfermeo de sida con apego a un pacto que hicieron previamente suscita vigorosamente los dilemas de la eutanasia.
Cabe distinguirla eutanasia de eugenesia. Esta última, concebida primero por Galton en términos filosóficos y biológicos, fue cruelmente aplicada por Hitler con enfermos mentales y con adictos a ” vicios comunistas “. es una modalidad viciosa del racismo.
La eutanasia, en cambio, es la muerte deseada, un suicidio hecho en compañía con seres queridos, o merced a un pacto amistoso o de amor. Como se sabe, la clínica suiza Dignitas en Zurich se dedica a consumar esta forma de la eutanasia. Atrae a centenares de personas que llegan con sus familias o parejas a fin de facilitar la muerte.
Se trata de morir dignamente cuando el fin es inevitable o los sufrimientos resultan insoportables. En Inglaterra, Israel, y en algunos estados de la Unión Americana existen organizaciones que predican ” la muerte digna ” y facilitan maneras de consumarla.
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